dr fabian

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domingo, 11 de agosto de 2013

Digo tu nombre


A finales de los '80 había un montón de cosas que no me interesaban, entre ellas la poesía. Pero sí escuchaba música, y me divertía mucho Leo Masliah. En una feria del libro el tipo dio un recital en ocasión de la presentación de su libro Historia transversal de Florial Menendez", que compré y debo recomendar enfáticamente no leerlo . Al margen de eso, el recital fue buenísimo e incluyó el recitado de un poema cuyo autor no me sonaba de nada y ahora se que era un tal Jorge Varlotta ( que dicho así tampoco me suena ahora).
El caso es que la poesía esta me gustó y fui repitiendo algunos de sus versos de la forma inexacta en que se van erosionando los textos que uno escuchó una vez y cree recordar.
Estos días, muchos años y muchísimas páginas después, en el libro de Elvio Gandolfo intitulado "Mario Levrero, un silencio menos" que es una compilación de conversaciones entre estos dos autores, encuentro el poema. El nombre completo  del uruguayo es Jorge Mario Varlotta Levrero, y me alegró , vaya a saber porqué, que sea el autor ese poema que me gustó cuando no me interesaba ningún otro. 





"Digo tu nombre al viento
y el viento me llena los ojos de tierra
digo tu nombre al río
y el río pasa de largo
digo tu nombre entonces
a una canasta llena de huevos
digo tu nombre entonces a un semáforo
digo tu nombre, en fin, a muchas cosas
pero ninguna de estas acciones representa para mí
alguna ventaja apreciable y todo eso me parece
insensato
y en lugar de seguir diciendo tu nombre
salgo puerta por puerta con un portafolios
a vender enciclopedias
y me hago millonario
y después me muero
como todo el mundo"


(Va otro de yapa)

Poema que es parte del prólogo de El discurso vacío

Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco.
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que
también soy yo, y no encuentro.
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego

        se va por años
        y años.
Aquello que yo también olvido.
Aquello
próximo al amor, que no es exactamente amor;
que podría confundirse con la libertad,
con la verdad
con la absoluta identidad del ser
-y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras
pensado en conceptos
no puede ser siquiera recordado cómo es.

Es lo que es, y no es mío, y a veces está en mí
        (muy pocas veces); y cuando está,
se acuerda de sí mismo
lo recuerdo y lo pienso y lo conozco.
Es inútil buscarlo; cuanto más se le busca
más remoto parece, más se esconde.
Es preciso olvidarlo por completo,
llegar casi al suicidio
(porque sin ello la vida no vale)
(porque los que no conocieron aquello creen que la vida no vale)
(por eso el mundo rechina cuando gira).

Este es mi mal, y mi razón de ser.


Versión Masliah

                                                 
     

1 comentario:

  1. Los tomo para leerlos en algún momento no muy lejano. Siempre es bueno leerte. Siempre se encuentra uno con cosas buenas para la vida. Abrazo Fabián.

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