dr fabian

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viernes, 8 de abril de 2016

Lizano, o la poesía de Tiriac.


POEMO



Me asomé a la balcona
y contemplé la ciela
poblada por los estrellos.
Sentí fría en mi caro,
me froté los monos
y me puse la abriga
y pensé: qué ideo,
qué ideo tan negro.
Diosa mía, exclamé:
qué oscuro es el nocho
y que sólo mi almo
y perdido entre las vientas
y entre las fuegas,
entre los rejos.
El vido nos traiciona,
mi cabezo se pierde,
qué triste el aventuro
de vivir. Y estuvo a punto
de tirarme a la vacía...
Qué poemo.
Y con lágrimas en las ojas
me metí en el camo.
A ver, pensé, si las sueñas
o los fantasmos
me centran la pensamienta
y olvido que la munda
no es como la vemos
y que todo es un farso
y que el vido es el muerto,
un tragedio.
Tras toda, nado.
Vivir. Morir:
qué mierdo.

                              Jesús Lizano  (Barcelona 1931-2015)







Va otro fragmento, de yapa.

 Y no me gustan las personas rectas, 
el mundo recto, 
las ideas rectas; 
a mí me gustan las manos curvas, 
los poemas curvos, 
las horas curvas: 
¡contemplar es curvo!; 
(en las que puedes contemplar las curvas 
y conocer la tierra); 
los instrumentos curvos, 
no los cuchillos, no las leyes: 
no me gustan las leyes porque son rectas, 
no me gustan las cosas rectas; 
los suspiros: curvos; 
los besos: curvos; 
las caricias: curvas. 

Y la paciencia es curva. 

El pan es curvo 
y la metralla recta.





 

A mi el poemo, me recuerda a Tiriac.